*Pocos dejan legados en economía, uno de ellos fue Shinzo Abe
Este viernes pasado en Japón cayó abatido a balazos uno de los precursores modernos de la economía global, pese a que sus medidas fueron diseñadas y aplicadas exclusivamente para su país, Japón, el ejemplo que dejan es universal.
Shinzo Abe estaba destinado a morir joven, en el año 2002 tuvo que cortar de tajo su primera etapa como primer ministro japonés por graves problemas de salud que casi acaban con su vida en ese entonces. Pero regresó al poder para sacar a Japón de la peor era de estancamiento económico en la que se encontraba después de la segunda guerra mundial.
La política Abenomics, como se le llamó en honor de quien la ideó e implementó, despertó el interés de los inversores en un contexto en el que también se hablaba de desaceleración del crecimiento y ya se oía la palabra deflación.
En aquel momento, los mercados esperaban que la economía japonesa se fortaleciera en los siguientes meses y los inversores globales que el yen se debilitara algo para despertar de nuevo el interés, pero sobre todo la competitividad exportadora.
Uno de los elementos más exitosos de sus medidas fue la creación de empleo. Desde su entrada en el gobierno a finales de 2012 hasta mediados de 2014, la administración Abe creó más de un millón de puestos de trabajo nuevos.
También hubo un balance positivo del impacto de las medidas durante los primeros años, destacando la estabilidad política que generaron, la baja de impuestos a las corporaciones, la creación de valor para el accionista y el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP).
El esfuerzo de Abe no fue en vano y la economía japonesa cambió desde entonces, si bien ni siquiera el repunte inflacionario global actual ha sido capaz de sacarle de su deflación, ya estructural. O solo ligeramente. Pero al menos Abe lo intentó.
Algo que no pudo evitar fue la caída de su nación al tercer sitio entre las mayores economías del mundo, después de la de Estados Unidos y de su vecino China, pero el empuje chino era de tal magnitud que casi nada ni nadie podría impedirlo.
Uno de los principales legados de Abe radica en haber acercado al país a la región asiática, con la que estrechó las relaciones económicas.
India y el Sudeste Asiático aplaudieron la influencia estabilizadora de Tokio, cuando Abe renunció en 2020. La lucha de poder entre China y Estados Unidos, que arreció durante su período, forzó a Abe a un acto de equilibrismo entre ambas potencias. También logró ampliar la alianza de seguridad con Washington y al mismo tiempo evitar que se viera perjudicado el comercio con China.
Luego del caótico período marcado por el tsunami de 2011 y la catástrofe atómica de Fukushima, los japoneses buscaban estabilidad y, desde diciembre de 2012 hasta septiembre de 2020, se mantuvieron fieles al primer ministro Shinzo Abe.
A los 67 años, muy joven para los estándares del país que tiene la mayor población de personas centenarias en el planeta, las balas de la sinrazón acabaron con su vida. Pero, Abenomics quedará para siempre como muestra de que la economía también es humana y que se pueden hacer muchas cosas con y a favor de la gente.