“El béisbol es analogía de la vida misma” Cada día hay que jugar duro, no sólo por contribuir al equipo, sino porque no sabemos si quién nos ve se forje imagen nuestra a partir de ahí. Lo que hacemos puede ser recordado como gran legado o bien sólo como simple puntada.
Corriendo a primera base. Los sobres se abrieron, los votos se sumaban de a poquito, cual compás musical… la pizarra de la inmortalidad registraba resultados y al final el comentario sobre todos los elegidos: “Qué Monstruos son” y line up final que indicaba a los 7 nuevos miembros del Salón de la Fama, todos ellos con más de una historia que contar, con actuaciones que fueron música para los oídos de quienes tuvieron la suerte de estar cuando ejecutaron sus mejores lances.
Robando segunda. Primero apareció Matías Carrillo, “El Coyote”, pero le pueden decir “El Tigre” porque es gran referente de los de bengala, con quienes dejó páginas imborrables como pelotero y mánager; es el jugador con mayores facultades en los últimos tiempos, aunque llamó la atención que no llegó de forma unánime. Apareció luego Vinicio Castilla, que con toda su “Pólvora” fue favorito en Denver y parques de México, además su campeonato de producidas en 2004 es junto con título de bateo de Beto Ávila (1954) el máximo logro para jugadores nacionales.
Camino a la antesala. De 3º, Isidro Márquez, “Dr. Suspenso” le decían, pero siempre que subía a la loma tenía “Atrás de la raya” a los contrarios, lo que lo ubicó como líder de rescates en todo México. La frialdad de los números indicó al 4º de la Generación 2021, José Luis “Borrego” Sandoval, recordado en Hermosillo y CDMX por su “Magia Blanca” en las paradas cortas durante más de 20 años, así como bateo que en su momento fue nuevo estándar para short stops en el país. Cerrando esta ronda el grito de “Arriba Lalo” arropó al máximo jonronero zurdo nacional, Eduardo Jiménez, quien tanto en verano como invierno se caracterizó por su poder y batazos en momentos clave.
Barridos en home. En el grupo de Veteranos finalmente hubo justicia para un gran pelotero de los 40s, William Serrel, a quién antaño negaron su ingreso por supuestas situaciones extra diamante, que con el tiempo se comprobó eran falsas; pese a “noches y días perdidos” el “Grillo” acompaña a los súper estrellas de su tiempo, esa época de LMB que vemos en gris, pero que siempre se escribirá con letras de oro. La llegada a la “Colina Azul” o mejor dicho al Monte Olimpo, fue cerrada por el 6º yucateco que tiene esta distinción, Jorge Menéndez Torre, quien con pluma y teclado regaló obras beisboleras no sólo de los Leones de su querida Mérida, sino también del beis y del deporte en general. A todos ellos, sus familias, fans, felicidades, representan más que sólo un día en el parque, todos significan algún recuerdo especial ¿nos comparte el suyo?
Jugada en revisión. Toda elección siempre tendrá toque polémica, finalmente tenemos lista propia, pero que Matías no haya llegado en unánime, abre debate sobre criterios de voto, porque más allá de gustos, colores y franelas deben mandar números, el impacto del jugador, ascendencia con compañeros y rivales, reconocimiento de aficionados, de medios. Lo relevante es que el de Macapul es hoy inmortal y vaya que agradecemos haberlo visto en todo su esplendor durante aquellas tardes ochenteras, cuando su número 24 dominaba la pradera central del Parque del Seguro.
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@edmondDestrella