La Ciudad de México, como muchas otras ciudades del mundo, vivió este 25 de junio la edición numero 44 de la Marcha del Orgullo, en el marco del Día Internacional del Orgullo LGBT. Alrededor de 250 mil personas salieron con el lema: “Las calles son nuestras, por una diversidad libre de odio, violencia y machismo”. Hoy les hablaré de las mujeres que se presentaron a la marcha con carteles que ofrecían “abrazos de mamá gratis”, de esos abrazos que sí sirven como estrategia, cuando de violencia y discriminación en contra de la comunidad de la diversidad sexual hablamos.
Tuve la oportunidad de cubrir la marcha durante la transmisión digital de N+. Me sorprendió gratamente la cantidad de familias, madres y padres, familias diversas, familias homoparentales, niñas, niños, adolescentes, abuelas y abuelos que caminaron, con sus banderas de colores, algunos hasta con la cara pintada de arcoíris, para acompañar a las personas jóvenes de su familia que luchan todos los días en los espacios públicos y privados, para que sus derechos como personas de la comunidad de la diversidad sexual no sean vulnerados.
¿Por qué fueron importantes los “abrazos de mamá” durante la marcha? No todas las personas que marcharon lo hicieron acompañadas. No todas las personas gozan de la libertad para ejercer su identidad y sexualidad, por lo menos no en casa. Imaginen lo difícil que debe ser “salir del closet” y enfrentarse a discriminaciones constantes en la calle, en el transporte, en el trabajo y que al llegar a casa la homofobia sea mayor.
Debo reconocer que se han dado pasos gigantes en la lucha de los derechos de la comunidad LGBT, pero la discriminación social, educativa y laboral y hasta legislativa aún permanece, sobre todo en aquellas familias, empresas, ciudades y congresos con tintes machistas y patriarcales. Por ejemplo, el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo solo es posible en 27 entidades de las 32 que comprende el territorio mexicano. Es un avance, pero ese derecho no es para todas las personas.
México ocupa el segundo lugar de transfeminicidios en América Latina, solo después de Brasil. Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio, durante el 2021, se cometieron 73 de estos crímenes. En México, una de cada 20 personas se identifica como población LGBT+, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) 2021.
De acuerdo con la experiencia y trayectoria de la activista trans Kenia Cuevas, hay familias que rechazan los cadáveres de sus hijas trans, muertas a causa de crímenes de odio, es por eso que impulsa la creación de la primera tumba en el mundo de transfeminicidios.
Gracias a las mamás que abrazan, acompañan, cuidan y protegen la libertad de sus hijas, hijos e hijes.