Quien posee el mayor grado de conocimiento de la población en general, en la Ciudad de México, es indudablemente Ricardo Monreal. De hecho, durante este periodo de información que estableció el Consejo Político Nacional de Morena, ha servido para fortalecer la estructura territorial del zacatecano. Incluso, ese respaldo se percibió en las 16 alcaldías que recorrió Monreal. Así pues, el exlíder de la fracción mayoritaria parte como el gran favorito para quedarse con la candidatura. Esta hipótesis, de hecho, tiene un fundamento sólido que nos ha ido llevando a tener mayor claridad.
Muchos aseguran que no ha sido casualidad la permanencia de Rosa Icela en el gabinete de seguridad. O el nombramiento de Luisa María, que ahora encabeza la secretaría de Gobierno. Y qué decir del propio Ómar García Harfuch, que, como sabemos, no tiene interés en competir por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. De hecho, él titular de Seguridad Ciudadana de la CDMX, es un personaje muy ligado a Claudia Sheinbaum. Es muy probable que de ganar Claudia la encuesta, el futuro del funcionario estaría en el gabinete feeral con tareas asignadas, a lo que ha hecho muy bien en la capital del país.
Existen también otros perfiles que han figurado en la lista de posibles aspirantes. Entre ellos el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado. Lo mismo la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada. Ambos suenan para competir en un proceso interno, sin embargo, se han mantenido al margen de los reflectores. Tal vez el interés exista, pero no es su tiempo, ni mucho menos su momento. Lo que quiero decir es que, en esta coyuntura, el futuro puede estar escrito desde Palacio Nacional. Incluso, las propias circunstancias son tan obvias que, de paso, se manifiestan otras que nos llevan a concluir más en una idea.
La Ciudad de México, en particular, no vive esa efervescencia de una disputa interna como otras entidades. Por ejemplo, en Chiapas, sabemos que hay una contienda muy abierta entre Zoé Robledo y Eduardo Ramírez. O el caso de Puebla, donde se juegan la candidatura Ignacio Mier y Alejandro Armenta. Todos ellos llevan a cabo un activismo territorial notable. En cambio, aunque existen muchas versiones, en la CDMX se han limitado más. Nadie de Morena ha levantado la mano como si la instrucción fuera esperar los tiempos de la definición de coordinador nacional, pues de ahí se determinará, dicen, el futuro de Ricardo Monreal, que, todo apunta, está en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento de la Ciudad de México.
Todo parece indicar, claro está, que la visita de Ricardo Monreal a Palacio Nacional, pudo haber dado un giro al paradigma político. Es decir, desde la sede del lopezobradorismo pudo haberse aprobado lo que fue, no hay duda de ello, el visto bueno para la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, sin la necesidad de ir en un proceso interno por la candidatura, pues el camino, tal parece, lo ha ido allanando el presidente López Obrador. En mi opinión, Monreal lograría ser un abanderado por consenso y unanimidad. O sea, un candidato de unidad, pese a que exista la clásica tensión interna por la disputa de las posiciones inherentes.
Otra señal que podemos interpretar como clara, ha sido el recorrido por todas las alcaldías de la Ciudad de México. Y, a pesar de que en algunas gobierna la oposición, Monreal demostró gran poder de convocatoria. De hecho, Ricardo Monreal ha puesto mucha atención en todos los sectores sociales, especialmente en las clases medias que, hace más de dos años, fueron desdeñados por otros cuadros morenistas, de modo que, este lapso, es clave para recuperar nuevamente la confianza a través de la reconciliación. Algo que, por supuesto, sabe llevar a cabo el zacatecano a la perfección.
A propósito, el hecho de que Monreal haya cedido su lugar de la encuestadora a Marcelo Ebrard, tiene varias lecturas de fondo. Primero, no hay duda, es mantener la unidad del movimiento sólida para refrendar el triunfo electoral del 2018. Y la otra, puede ser, el mensaje de que irá, una vez concluido el proceso territorial actual, en busca de la candidatura por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, y, acciones como esa, lo colocan como el perfil que cumple con las características ideales para recuperar bastiones importantes que perdió Morena en 2021 y, con ello, continuar profundizando la transformación de la gran urbe.
No hay duda, todo apunta a qué sea así.