El Senado tiene sus rezagos. Antes sólo eran en materia de iniciativas que no se dictaminaban y que por lo mismo nunca se votaban en el pleno. Terminaban por desecharse porque se trataba de meras ocurrencias o temas que se volvían extemporáneas ante el paso del tempo. En la actualidad el atraso también es de nombramientos, más de 70 en espera de consenso.
La responsabilidad recae en el grupo mayoritario y en la oposición. Está visto que ninguna de las partes cede, todos quieren su cuota partidista, que los nombrados sean sus recomendados o al menos simpatizantes con su movimiento. Por eso la falta de acuerdos, desde hace varios años.
Senadores y senadoras prefieren, como dice la vieja y sabia frase bíblica, ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo. Se ocupan más en criticar a los adversarios o a los otros poderes, en lugar de hacer la tarea a la que están obligados y por la que se les paga.
Bola de nieve que se ha dejado crecer. Empieza a causar desequilibrios en distintas instituciones donde hay vacantes, principalmente en el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI). Se ha llegado al extremo de dañar su operación, porque le faltan tres comisionados para que su órgano superior pueda emitir resoluciones.
Los senadores, en particular los coordinadores parlamentarios, habían conseguido ponerse de acuerdo en dos candidatos. Los aprobaron con el voto de las dos terceras partes de los asistentes a la sesión plenaria. Se cayeron los nombramientos, el presidente los vetó.
Hubo senadores que reprobaron la actuación de coordinadores en este caso, había dudas sobre la capacidad de los seleccionados.
Lo más sencillo fue echarle la culpa al presidente y acusarlo de ser contrario a la transparencia.
¿De verdad la culpa la tiene el presidente o se dio cuenta de que le querían pasar una bola de humo?
Por supuesto que no iba a tolerar funcionarios de transparencia que no garantizaran imparcialidad.
Nada de esto hubiera sucedido si los grupos parlamentarios hicieran a un lado los intereses partidistas y pusieran por delante los del país.
Lo que sucede es que todavía persiste vieja inercia de grupos mayoritarios que imponían condiciones y se quedaban con la mayoría de los nombramientos, a cambio de darle su cuota a la oposición. Fue lo que hizo toda su vida el PRI, mientras se mantuvo en el poder. Y el PAN, una vez en el poder, operó de la misma manera.
Ahora la oposición quiere trato parejo. Es lo que el grupo parlamentario mayoritario no está dispuesto a dar. Es la razón y el fondo del desacuerdo. Por eso hay más de 70 nombramientos pendientes, entre comisionados del INAI, magistrados del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, magistrados regionales y locales electorales, funcionarios del Instituto Federal de Telecomunicaciones, entre otros.
Quieren cuota partidista, que ha sido una forma, buena o mala, para tratar de equilibrar la integración de organismos públicos.
Así como van, el rezago se agudizará en lo que resta de la actual legislatura; la lucha por alcanzar el poder presidencial en 2024 hará cada día más complicado lograr el consenso.
No hay precedente de que en otro parlamento democrático y plural suceda lo mismo.
El senado mexicano tiene el récord mundial.
@zarateaz1
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