Columnas
En el teatro mediático de las elecciones en el que se encuentra inmerso el país y nuestro vecino comercial Estados Unidos, lo más importante es como se cuentan las historias y el contexto en las que se envuelve.
En México tenemos como cronista de la vida nacional y los asuntos de gobierno nada menos que al presidente de la republica que con su muy personal estilo narra el acontecer de la vida pública, señalando de forma precisa a héroes (todos los miembros de la 4T) y villanos, todos aquellos que no estén de acuerdo con él, lo que crea un ambiente adecuado para fortalecer su imagen y la de sus colaborares. Del otro lado del muro al muy estilo hollywoodense y como el legendario llanero solitario surge de nuevo la imagen del súper héroe Donald Trump envuelto en escándalo y arrebatándole la agenda a la Casa Blanca la cual es habitado por un personaje, que para el candidato republicano representa todos los males que aquejan a su país.
Ambos líderes, se han destacado por acaparar los medios y aun cuando cada uno representa una visión distinta de Estado, los dos son populistas y recurren a las estrategias básicas de la propaganda y mercadotecnia para trasmitir al imaginario colectivo un concepto básico relacionado con el patriotismo, honorabilidad y bienestar para los más vulnerables, por nombrar algunos de los supuestos que ellos establecen de forma contundente.
En México desde el pasado domingo han salido los diferentes voceros o líderes de opinión a contarnos lo que se vio en el debate, unos con fuerza al grado de sonar histriónicos y otros con la tranquilidad y la experiencia de conocer los medios y la forma de contar historias, que con tranquilidad a través de sus participaciones en los medios ya sean escritos o televisivos logran crear una narrativa acorde a lo que necesita el sistema y su creencia, lástima que ellos con su pasión no son los Candidatos, sino los estrategas de la comunicación.
El senador German Martínez busco a sobre manera compensar las debilidades de Xóchitl Gálvez, expresó sus sentimientos hacia un proyecto que él ayudo a construir, fue claro y preciso, se siente engañado como miles de mexicanos que, en el 2021, dieron su voto a favor de los partidos que en su momento conformaron “Va por México”, dejando a un lado la contundente mayoría que la coalición “Juntos Haremos Historia” había logrado en el 2018; Epigmenio Ibarra como buen narrador frente a las cámaras, creó su propia teoría de lo que estaba sucediendo y estableció que él está tranquilo y que México va por buen camino.
La realidad es que existe un degaste a nivel general, ni las candidatas y mucho menos el candidato tienen ya argumentos válidos para hablarle de frente a los ciudadanos y decirles algo nuevo, algo que enganche, algo creíble que permita a los de a pie confiar en ellos. Han sido muchos meses de política enmascarada, disfrazada de distintos procesos, por lo que ya se dijo todo en cuanto a los candidatos. Ahora solo falta el debate de ideas con un tema central y una discusión seria que permita al ciudadano ver si los suspirantes a la presidencia cuentan con el criterio y las herramientas básicas para administrar la hacienda pública, proyectar el desarrollo urbano con infraestructura adecuada y no con caprichos, generar políticas públicas que incidan en el cambio de nivel de vida y no solo los mantengan a flote como históricamente ha sucedido hasta el día de hoy.
Los mexicanos aspiramos a una prosperidad que genere una mejor calidad de vida, oportunidades para todos los ciudadanos, desde el estudiante hasta el adulto mayor, no a dadivas para sobrevivir.
Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC