Morena y la destrucción de la familia

Nadie puede poner en duda la intención del voto que 30 millones de mexicanos dieron a Andrés Manuel López Obrador y consecuentemente a su partido, Morena, para terminar con la escandalosa corrupción de la política y poner un alto a la violencia que viene convulsionando al país y que desintegra el tejido social. Hasta ahí todo bien, sin embargo, los miembros de Morena se equivocan rotundamente si piensan que la ciudadanía les dio un cheque en blanco para trastocar los valores familiares y las convicciones morales de los mexicanos.

En los tres meses que lleva la actual Legislatura federal, los morenistas han presentado ni más ni menos que 17 iniciativas que pretenden reconocer falsos derechos que dinamitan los valores familiares y éticos: aborto, eutanasia; la nefasta agenda de la ideología de género que, entre otras cosas, supone el matrimonio igualitario, el reconocimiento legal de cualquier orientación sexual que se elija, prohibición de terapias de reorientación sexual de las personas con atracción del mismo sexo, privación de la licencia profesional por tratar el tema del homosexualismo, instalación de los derechos sexuales y reproductivos, incluir la perspectiva de género en los derechos humanos; la legalización de la mariguana y del cultivo de la amapola, y la aberración del reconocimiento legal de los animales como sujetos de derechos y miembros de la familia y con posibilidad de heredar.

Basta con leer esta lista para darnos cuenta que se trata de un ataque frontal al respeto por la vida humana, a los valores cristianos de un país que en su inmensa mayoría aún lo es. Se trata de imponer la ideología de género de la que el Papa Francisco ha dicho sin tapujos que es una verdadera dictadura y una colonización ideológica; claramente promocionada, financiada e impuesta desde la ONU y que sirve para implantar el así denominado Nuevo Orden Mundial, ciudadanos deslindados de su propia identidad y de sus vínculos familiares que sean manejables para los grandes intereses de los capitales internacionales.

El gobierno del Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, no recibió el mandato para destruir la familia, legalizar el homicidio abominable del aborto y destruir la salud pública legalizando las drogas. Su gobierno no puede ponerse de rodillas ante los intereses trasnacionales de la ONU, ni para imponer ideologías que pretenden acabar con la familia mediante el adoctrinamiento de la ideología de género que va contra natura y no resiste un mínimo de lógica y de razón.

No se equivoquen, los fieles laicos de la Iglesia ya han convocado a la resistencia civil y los obispos y sacerdotes católicos están en estado de alerta, pues es su deber vigilar que los lobos no destrocen el rebaño que el Señor les ha confiado.