Lo de poner en venta el cachito para la rifa del avión el mero día del paro del 9M, no me sorprende ni tantito. Muchos de los que seguimos la carrera de Andrés Manuel López Obrador como candidato presidencial sabemos que en más de una ocasión se dijo a favor de la causa feminista. En el discurso funcionaba muy bien, pero como presidente no han sido pocos los mensajes en los que ha dejado entrever que su gobierno no estará a favor de las mujeres.
Entre las más relevantes, se encuentra el recorte de más de 2 millones de pesos a las estancias infantiles, ejemplo claro de que al presidente no le importan mucho las mujeres, pues ese fondo, destinado a madres solteras que trabajan, buscan empleo y/o estudian, que tienen hijos de entre 1 y 3 años 11 meses de edad, fue casi la mitad de su presupuesto con respecto al año anterior. ¿Le parece poca reducción?
Poco tiempo después, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió una recomendación al respecto, argumentando que esta acción violentaba los derechos humanos de mujeres y niños mexicanos. El gobierno federal simplemente la ignoró.
Y tan poca empatía muestra nuestro presidente al respecto, que meses más tarde aseguró que a los delincuentes iba a “acusarlos con su mamá”, mostrando la casi nula preparación que tiene al respecto; para AMLO la crianza de los hijos le corresponde a la madre. Eso, señores, es una actitud machista. Me recuerda al presidente que dijo que no sabía el precio de las tortillas “porque no era la señora de la casa”.
Otro momento machista fue cuando se suspendió la convocatoria para que los refugios para mujeres víctimas de violencia extrema pudieran acceder a los 346 millones de pesos aprobados para el periodo en curso. Argumentaron que se analizaría la estrategia, ¿qué cree? Lo hicieron, pero MESES después bajo las presiones de los activistas en la materia. ¿Tendrían que haberlo hecho? No. No en un país donde la igualdad de género sería la prioridad.
Y claro, el día que decidió como inicio de la venta masiva del cachito para rifar el avión presidencial, fue una de las grandes muestras de su desinterés. ¿Se puede comprar un cachito y seguir creyendo en la igualdad de género? Sí. Pero ese argumento cae cuando hablamos de prioridades. Es obvia la principal preocupación de López Obrador, cuando podría apoyar el paro y reivindicarse, decide usar ese mismo día para iniciar su rifa y minimizar el movimiento que podría resultar muy positivo para el bienestar de las mujeres mexicanas.
Ese es nuestro presidente.