El más reciente ataque en contra de un periodista en México, es el registrado el pasado jueves en contra del comunicador Ciro Gómez Leyva. Por fortuna salvó la vida. Pero el hecho deja un precedente del sistemático atropello a los derechos de la sociedad mexicana.
La libertad de prensa y de expresión es esencial para instaurar una sociedad democrática, libre y participativa. Los periodistas y los medios de comunicación son fundamentales para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de las autoridades públicas y gubernamentales, así lo apunta la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Incluso, en la Declaración Universal de Derechos Humanos de la misma ONU se aprecian de manera clara dos garantías que están relacionados de manera directa entre la sociedad y el ejercicio del periodismo, se trata de libertad de prensa y la de expresión.
En este sentido, el atentado contra la vida de Gómez Leyva, se traduce de manera directa -y clara- contra una violación al derecho de la sociedad a mantenerse informada a partir del trabajo de profesionales del periodismo, que, por ende, garantizan la denominada libertad de expresión.
El Estado mexicano vulnera esta garantía. Se registran descalificaciones sistemáticas desde el atril presidencial; se obstaculiza la seguridad de los comunicadores en campo y dentro de sus centros de trabajo; hay una campaña de desprestigio a la labor de los reporteros.
La libertad de prensa y la seguridad de los periodistas están –y sigue- amenazada en todo el territorio nacional; incluso, so pretexto de la una política de austeridad, ha limitado recursos del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, del que, por cierto, este reportero es beneficiario.
La oficina del alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU ha documentado en lo que va del año el asesinato de 17 profesionales, 12 de ellos directamente relacionados por su trabajo reportil, cifras que ponen a México a la cabeza de la lista de países con el mayor riesgo de ejercer el periodismo.
Esta situación es muy penosa y pone en una situación muy delicada al presidente López Obrador, a Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos y Población de la Secretaría de Gobernación (Segob); y a la titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, María Rosario Piedra Ibarra; quienes lejos de promover y proteger a los representantes de la prensa, los desatienden.
Por otro lado, es sumamente preocupante el nivel de agresión verbal del titular del Poder Ejecutivo Federal en contra de diversos comunicadores en un momento en que la violencia y los homicidios se incrementan en todo el país.
Por ello, manifiesto toda mi solidaridad a los colegas que han sido atacados, menospreciados o aquellos que continuamente son citados por el presidente López Obrador, quien carece de elementos para cuestionar el quehacer periodístico.
Cuando se descalifica la labor de la prensa y sus representantes, cuando se agrede a quienes informan e investigan, cuando se confronta con el periodismo como estrategia política, se abre la puerta a las personas violentas o intolerantes.
Punto Cero
Quien fuera secretaria de Energía y directora de Banobras durante el sexenio de Felipe Calderón, Georgina Kessel, asumió hace unos días el cargo de presidenta del consejo de administración de Scotiabank en México, en reemplazo de Guillermo Babatz Torres. Kessel fue presidenta del consejo de administración de CFE, al igual que de Pemex.
*Periodista | @JoseVictor_Rdz
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