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Las fiestas decembrinas son, para muchos, un momento de alegría, convivencia y celebración. Sin embargo, este periodo también suele venir acompañado de ciertos excesos: largas noches sin descanso, comidas abundantes y poco balanceadas, menos actividad física y, a veces, un aumento en los niveles de estrés. Todo esto puede pasar factura a nuestro cerebro, afectando nuestra capacidad de concentración, memoria e incluso nuestro estado de ánimo.
Como neurocirujano, sé que el cerebro es un órgano increíblemente adaptable, pero también es sensible a los cambios en nuestros hábitos diarios. Después de semanas de indulgencias y rutinas alteradas, es común sentirnos más dispersos, cansados o con dificultad para volver al ritmo habitual. Por eso, el inicio del año es una excelente oportunidad para reactivar y optimizar el funcionamiento cerebral, retomando hábitos que promuevan su salud y rendimiento.
En esta columna, quiero compartirles algunos consejos prácticos y basados en evidencia científica para devolverle a su cerebro el equilibrio que necesita.
Primero, hablemos de la importancia del sueño. Durante las fiestas, solemos sacrificar horas de descanso, lo que afecta áreas clave del cerebro como el hipocampo, responsable de la memoria. La solución es simple: retomen una rutina de sueño consistente, procurando dormir entre 7 y 9 horas diarias. Una buena calidad de sueño no solo mejora la memoria, sino que también regula el estado de ánimo y fortalece el sistema inmunológico.
En segundo lugar, la alimentación. Después de los excesos, el cerebro necesita nutrientes que favorezcan su recuperación. Como especialista les recomiendo incluir en su dieta alimentos ricos en antioxidantes y ácidos grasos omega-3, como nueces, salmón y aguacate. No olviden las frutas y verduras frescas, que son una fuente inagotable de vitaminas esenciales para el funcionamiento cerebral.
El ejercicio físico también es fundamental. Cuando nos movemos, nuestro cerebro libera endorfinas, dopamina y otras sustancias químicas que mejoran el estado de ánimo y la concentración. Cabe aclarar que no es necesario inscribirse inmediatamente en un gimnasio; caminar al aire libre durante 30 minutos al día puede hacer maravillas por su salud mental y física.
Otra estrategia es practicar ejercicios de estimulación cognitiva. Pueden ser actividades tan sencillas como leer un libro, resolver un rompecabezas o aprender algo nuevo. Estas actividades no solo ayudan a recuperar el enfoque, sino que también fomentan la neuroplasticidad.
Por último, tomen un momento para relajarse.
Practicar mindfulness, meditación o incluso dedicar unos minutos al día a la respiración profunda puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Recuerden que nuestro cerebro es un órgano extraordinario, pero también necesita cuidados constantes.
Aprovechen el inicio del año para adoptar hábitos que beneficien no solo su salud mental, sino también su calidad de vida en general.