En el reporte reciente Revirtiendo la Marea. Hacia una nueva estrategia estadounidense para apoyar la democracia y contrarrestar el autoritarismo, la Fuerza Especial de Tarea creada exprofeso determinó que el auge del autoritarismo y la erosión de la democracia amenazan la estabilidad global y el respeto de la dignidad humana, pero también (y quizá fundamentalmente) las alianzas económicas y de seguridad de Estados Unidos.
Señala que, en cada uno de los últimos 15 años, los abusos contra los derechos humanos y los ataques a las instituciones y prácticas democráticas básicas se han acelerado en todo el mundo. A su vez, que esta alarmante confluencia requiere una respuesta urgente, audaz y generacional que, desde el centro de la política exterior y estrategia de seguridad nacional estadounidenses, apoye la democracia y contrarreste el autoritarismo.
Destaca además que los EEUU está llamado a ejercer un liderazgo internacional en la defensa de las democracias establecidas, el apoyo a las democracias incipientes y el desafío de los autócratas, pero que eso requerirá una reordenación de las prioridades, los planes y los presupuestos. Tan lo ven así, que recomiendan elevar la democracia para incluirla como una cuarta letra “D” de la política exterior de su país junto a Diplomacia, Desarrollo y Defensa, haciendo de ella un pilar básico de la estrategia de seguridad nacional.
Advierte que, en todo el mundo, se ve gente luchando por la libertad y la igualdad y que ahora es el momento de “revertir la creciente marea contra la libertad”. Así mismo, que las fortalezas de la democracia son los mismos atributos que más temen los autoritarios: la demanda inherente de autoexamen y crítica, y la capacidad de autocorrección sin sacrificar ideales esenciales. “Este informe es tanto un llamado a la acción para el liderazgo estadounidense como una hoja de ruta para un camino práctico y bipartidista hacia adelante” y proponen siete estrategias, todas de alcance planetario, por cierto.
Elevar al corazón de la política exterior y de seguridad nacional estadounidense el apoyo a la democracia y el combate al autoritarismo; forjar nuevos liderazgos sobre democracia y derechos humanos, creando una gran carpa para fortalecer y construir nuevas alianzas democráticas; ampliar la inversión en los pilares de una sociedad abierta, responsable, inclusiva y democrática; encabezar el desarrollo de una agenda estratégica de políticas tecnológicas digitales para el mundo democrático; desarrollar una estrategia para reconstruir la confianza en el entorno de la información y contrarrestar la propagación de la desinformación, el odio en línea y el acoso; hacer de la lucha contra la corrupción, la cleptocracia y la captura del Estado una prioridad de seguridad nacional; aprovechar el poder económico estadounidense para apoyar la democracia y contrarrestar el autoritarismo en el mundo.
¿Qué sigue? ¿El intervencionismo o la cooperación? Depende de cómo vean allá a México. ¿Usted qué cree?
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