Ninguno los tres niveles de gobierno que tenemos en nuestro país, a 30 años de estar discutiendo globalmente el calentamiento global, han logrado entender la importancia de los árboles.
Probablemente sean la más importante creación de la naturaleza, que surgieron como primera manifestación de la transformación de la energía en biomasa por las milenarias cianobacterias. No solamente nos han dado a través de millones años la posibilidad de generar este organismo vivo que es el suelo (conformado por millones hojas a través del tiempo con sus miles de cadenas de microorganismos) que nos provee energía y nutrientes para nuestro sustento y el de todas las especies. Ahora sabemos que nos han ayudado a mantener el equilibrio entre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) como CO2, metano y óxidos de nitrógeno que generamos día con día, absorbiendo este CO2 y regalándonos el oxígeno, a través del maravilloso proceso de fotosíntesis.
En el año 1800, éramos solamente 980 millones de seres humanos. El crecimiento poblacional a partir de la revolución industrial y del avance de la medicina, ha sido extraordinario a tal grado que ahora somos 8,000 millones de seres humanos sobre la Tierra, además de 1,500 millones de vacas lecheras y 25,000 millones de pollos que se están criando como fuentes de proteína animal, que estamos generando cada año 43,000 millones de tons/CO2/eq/año, calentando el planeta, que nos ha llevado a perder 5,000 millones hectáreas de selva y bosques a nivel global cada año, además de los incendios forestales que en los últimos tres años nos hizo perder en el Amazonas, Australia y en Europa más de 10 millones de hectáreas de bosques y selvas. Por eso es fundamental conocer que los sistemas naturales de captura de carbono son el suelo, matorrales, selvas y bosques además de los océanos. En cuanto a nuestros gobiernos, simplemente no logran comprender todavía la relevancia de tener una campaña permanente de reforestación que nos permita no solamente reponer las 5.5 millones de hectáreas de bosques perdidos en nuestro país de 1990 a 2020, sino que podamos mitigar y contrarrestar las acciones de desarrollo urbano, industrial, turístico, agropuecuario que día con día nos obligan a eliminar esta corteza vegetal que tanto necesitamos.
Los árboles nos ayudar a captar polvos, bajar la temperatura y mitigar el ruido y como decía mi abuelo, nos dan sombra. Los bosques y las selvas tropicales son las fábricas de agua del planeta pero además son los ecosistemas perfectos que albergan toda la biodiversidad que nos provee de todas las sustancias necesarias para nuestra subsistencia. No debemos olvidarlo: menos árboles, menos vida.
*Carlos Alvarez Flores, Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.
Experto en Gestión de Residuos y Cambio Climático
www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores