El clamó por ser un movimiento sin líder que opta por erigirse bajo un esquema horizontal e inclusivo en el que no se reproduzcan estructuras jerárquicas en las cuales se ceda la sobrerrepresentación a un grupo y que margine a otros, ha sido un estandarte presente en muchas campañas de resistencia civil. De ello, la pregunta pertinente es si el liderazgo constituye un componente esencial para lograr su teoría del cambio.
Existen argumentos estratégicos, ideológicos y tecnológicos que soportan la conceptualización de movimientos sin líder y sin una estructura formalizada. Al respecto podemos identificar tres argumentos estratégicos: 1) un movimiento sin un líder identificable es más difícil de reprimir o denigrar, 2) su razón de existencia se basa en colocar temáticas en la agenda pública y 3) evitar la materialización de la teoría de Robert Michels —“Ley de hierro de la oligarquía”— la cual sofocaría al movimiento al permitir que élites dominantes dirijan a las masas.
Es importante enfatizar que cuando nos referimos al concepto de liderazgo lo hacemos dentro del campo de los movimientos sociales. Marshal Ganz lo ha definido como la aceptación de la responsabilidad para permitir que otros logren objetivos comunes frente a situaciones de incertidumbre (amenazas a la comunidad, desastres naturales, cambio político u oportunidades repentinas).
Ahora bien, liderazgo no es lo mismo que estructura organizacional. Jo Freeman, desde 1972, al referirse a los movimientos de liberación femenina, advirtió que en realidad todos los grupos tienen una estructura, aun cuando no lo reconozcan y no sea formalizada, que las estructuras informales pueden encaminar a menores niveles de transparencia y potenciar jerarquías “naturales” de poder y que si los movimientos quieren resolver problemas sociales deben organizarse de manera transparente.
De lo anterior, para que un movimiento adquiera sostenibilidad debe encontrar un balance entre el principio de responsabilidad y autoridad, así como basarse en principios democráticos sustantivos. Luego entonces, si lo que se busca es tener la capacidad de generar cambios en la sociedad, lo que en realidad resulta pertinente es la manera de organizar y la calidad del liderazgo para dirigir, persuadir e implementar las acciones.
En la época que vivimos, en la cual las principales demandas sociales obedecen a la defraudación que sentimos frente a nuestra clase gobernante y política, no es incidental que se gesten protestas y movilizaciones masivas sin un líder identificable y bajo una estructura no formalizada. Desafortunadamente, ello pone su longevidad en riesgo, ya que no todas las tácticas empleadas por algunos miembros son aceptadas por el resto, no existe una autoridad que dirija la disciplina de no violencia y el compromiso de participantes comienza a decaer.
Sin duda, en estos tiempos de incertidumbre en México necesitamos asumir liderazgo para gestar nuestra teoría del cambio.