Se acercan fechas fatídicas para la oposición, que ver concretarse obras que trataron de sabotear.
El intenso griterío de panistas en el Senado de la República tiene como una de sus principales causas la proximidad de la consulta de revocación de mandato, la inauguración del aeropuerto de Santa Lucía, la apertura de la refinería de Dos Bocas, el tren Transístmico, que competirá con el Canal de Panamá, que marcarán la consolidación de un régimen que hasta el momento fue cuestionado poniendo en duda los beneficios de las anteriores obras y anunciaban la imposibilidad de su conclusión.
La oposición que cada día demuestra una fragilidad mayor que se refleja en sus líderes y candidatos, un hueco que cualquier quiere llenar apero nadie satisface ni siquiera los líderes de los partidos de la alianza opositora.
Los nombres que se han mencionado son débiles y enclenques. Empezaron con Ricardo Anaya, prófugo de la justicia; Cabeza de vaca, con un sucio historial; hasta el propio gris secretario de Gobernación del periodo de Calderón, Santiago Creel, se autonombró. Siguen nombres que van desde Monreal o Lorenzo Córdova, hasta el escenógrafo Carlos Loret de Mola, pasando incluso por Lilly Téllez, recientemente autodenominada candidata a la Presidencia de la República.
Ninguno con posibilidades de ganar.
Lo que sucede es que están tan carentes de cuadros tanto el PAN, como el PRI, el agonizante PRD o el tambaleante Movimiento Ciudadano, que no puede menos que seguir buscando a alguien que en realidad tenga el peso suficiente para competir con cualquiera de los candidatos del partido en el poder. Es tiempo de poner a calentar el brazo al próximo candidato o candidata a la Presidencia de la República, pero en el lugar del entrenamiento, donde deben practicar su ejercicio político no hay nadie.
Sobran candidatos en la oposición, pero les falta solidez, congruencia y decencia. Pocos de los detractores tienen un historial limpio, los que no añoran el subsidio, son aviadores en una alcaldía de la Ciudad de México o simplemente buscan que sus privilegios regresen. Surgen incluso grupos que reclaman causas sin tener una trayectoria limpia.
Ahí están los LeBarón, en Chihuahua, donde le roban el agua a los tarahumaras, maltratan a los niños auténticos dueños de esas tierras, se apropian de terrenos con documentos falsos, corren a los policías municipales de lo que consideran su territorio, pero a la hora de presionar por su justicia, buscan espacios en los medios como su granito de arena para el golpeteo contra el gobierno.
La desesperación de la oposición de ver sus privilegios alejarse se suma al darse cuenta que carecen de un líder que cohesione y contar con un candidato sólido que, por lo menos, sea competitivo y no ponga en peligro el registro de los partidos que lo postulen.