Columnas
La derecha mundial lleva en su DNA la discriminación, el odio al prójimo único recurso que tienen para sentirse superiores. Sus inspiradores son Hitler, Mussolini y sus alumnos como Pinochet, Bolsonaro, Novoa, entre otros.
Cada vez que ven que un ciudadano del mundo escala los niveles de la pobreza y llega a un cargo político importante, les da escozor y concentran todas sus fuerzas para derrocarlo. En América Latina, donde la mayoría de los habitantes fueron o son pobres, la posibilidad de que los pobres lleguen a dirigir su país aumentan por un simple cálculo matemático; sin embargo, la derecha trata siempre de impedirlo y cuando sucede la victoria democrática que los conservadores ven como insulto, y quieren derrocarlo.
Acostumbrados a que los mandatarios eran prácticamente miembros de la nobleza burocrática, personajes acomodados, hijos de ricos empresarios o políticos, virreyes de la modernidad y el desarrollo de la corrupción, la evolución de la especie conduce a niveles más nobles en la política y encuentra en la igualdad la mejor manera de preservar al ser humano incorruptible, en todos los sentidos.
Los egresados del pueblo no tienen cabida ante los egresados de Harvard, del OTAM o del Tec de Monterrey. De ahí que vean a los políticos que provienen del pueblo como tontos, como si su preparación hubiera aportado algo a México. Sólo habrá que ver cómo dejaron al país los egresados de Yale, y los graduados en el extranjero donde sólo aprendieron a robar a los mexicanos, precisamente a esos que tanto desprecian.
En América Latina los pobres son discriminados por el simple hecho de serlo, son un peligro: Gustavo Petro, José Mujica, Nicolás Maduro, Pedro Castillo, Evo Morales, Lula da Silva, Xiomara Castro, y en México, Andrés Manuel López Obrador tienen enemigos gratuitos cuya animadversión surge de su origen humilde.
La derecha racista no esconde sus complejos de raza pura, aunque, en el discurso se digan contrarios a las ideas y las acciones de Hitler, en realidad son sus seguidores férreos. Sólo dicen odiarlo por su excelente relación con los sionistas que resultan, a final de cuentas, peor que los nazis, por las acciones de su gobierno de tortura, desaparición y muerte de palestinos.
Los egresados del pueblo han sido cuestionados con mentiras de medios que difunden noticias falsas por consigna. Los han encarcelado y tratado de asesinar, los conservadores consideran a quienes tienen origen humilde de menor valor que sus similares y si por ellos fuera, los exterminarían como Hitler lo intentó con los judíos y éstos con los palestinos.
De esa misma manera personajes como Salinas Pliego, Martín Moreno, o Alazraki matarían a más de un simpatizante de Morena, por el simple hecho de que alguien de origen humilde haya desplazado a un miembro de la aristocrática derecha.