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Morena: un partido nuevo con prácticas viejas

Morena: un partido nuevo con prácticas viejas

Columnas martes 02 de agosto de 2022 -

El partido Morena celebró este fin de semana su elección para renovar su Congreso Nacional, proceso que estuvo marcado por los constantes conflictos antes y después de celebrado el proceso, partido acostumbrado a tensar la cuerda y llevar las situaciones al límite, se podían esperar dos escenarios para el partido gobernante: el primero, un proceso en paz en el que se renovaron las dirigencias distritales sin conflictos ni quejas entre los militantes, y el otro escenario donde las quejas, denuncias e inclusive la violencia marcaran los comicios.
Desde el año 2019 el TEPJF determinó que el padrón de militantes de Morena no era confiable y a unos días de realizarse los procesos de renovación de sus autoridades a nivel distrital, en las que se elegirían a 3000 coordinadores distritales, el Tribunal ordenó modificar las condiciones de la elección, al solicitar que las personas que participaran en el proceso fueran afiliadas el mismo día en el que se llevarán a cabo las elecciones. La determinación del Tribunal generó caos y cientos de quejas en algunos estados donde la militancia denunció acarreos y cooptación de votantes.
Inclusive entre miembros prominentes del partido el panorama previo a la elección no era para nada optimista. El senador Ricardo Monreal señaló que él no participaría en el proceso porque el resultado sería “anticipado” y “prefigurado”; por su parte el presidente de la República le pidió a la militancia que la elección se llevará a cabo sin “borregos” ni “mapaches”.
Si bien las protestas no fueron generalizadas, lo que quedó claro es que el proceso fue desaseado y la militancia no quedó conforme con la forma en la que se llevó la elección, al final se cumplió el escenario de que la elección estaría marcada por la inconformidad. El académico y militante de Morena John Ackerman denunció “acarreo”, “compra de votos” e “irregularidades”.
La polémica no quedó ahí, el productor y simpatizante de la 4T Epigmenio Ibarra criticó a Ackerman al señalar que con las críticas que Ackerman realizó al proceso interno estaba más cerca de Ricardo Monreal y del periódico Reforma que del presidente de la República. El académico respondió que el partido debe de estar abierto al debate y que AMLO no avalaría un fraude.
Por su parte el presidente del partido, Mario Delgado, fiel a su costumbre ha señalado que los actos de violencia y las irregularidades durante la jornada provienen de “personas ajenas al movimiento”, la teoría del sabotaje siempre es útil cuando las cosas no resultan bien. El presidente López Obrador minimizó los hechos negativos señalando que fue una “buena jornada democrática” en donde más de dos millones de personas participaron y que no había punto de comparación con los procesos internos de otros partidos en donde constantemente había fraudes.
Hasta este momento Morena ha podido procesar el conflicto interno porque ha tenido buenos resultados electorales, en el momento en que la racha ganadora termine, seguramente los conflictos internos se incrementaran.
El proceso del fin de semana mostró hasta donde el partido es capaz de procesar el conflicto y preservar la civilidad entre sus militantes ante los desacuerdos. Lo que está en juego no es poco, el precandidato que obtenga más espacios llevará ventaja en la selección del método para elegir al candidato a la presidencia de la Republica por Morena, algunos de los precandidatos han señalado que desde la presidencia del partido se busca favorecer a la “corcholata” del presidente.
Por otro lado, la elección mostró el sectarismo al interior de este instituto político, que no se debe olvidar se desprende del PRD, partido caracterizado por la división y la presencia de distintas tribus. Una de las caras que mostró Morena el fin de semana pasado es la de las viejas prácticas políticas centradas en el acarreo, compra de votos, coacción e intervención de servidores públicos e inclusive la violencia y el desorden.
Al final el proceso interno no fue un caos generalizado, pero tampoco estuvo exento de dificultades, sin embargo, Morena vive el dilema que viven todos los partidos gobernantes, preservar su independencia y que sean las propias bases las que definan a sus representantes o bien que sea la elite desde la presidencia de la República y del partido la que definan el rumbo de la institución.
Morena está lejos de ser ese partido que marque diferencia respecto a cómo han operado otras fuerzas políticas en México ya que sus prácticas son similares, aunque la elite presuma una participación masiva, las formas también cuentan.
Es un hecho que uno de los mayores problemas que padecen los partidos políticos en México es la ausencia de democracia interna, Morena podría dar ejemplo de que pueden hacer las cosas diferente, pero es poco probable al ser un partido que está embriagado de poder.
Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana. @ivarrcor


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