Columnas
La primera ley de Newton o ley de la inercia establece que un objeto o cuerpo no cambiará la trayectoria de su movimiento a menos que actúe sobre él una fuerza. Pero en el mundo futbolero dicha ley no funciona, puesto que los cuerpos (de los jugadores, delanteros casi siempre) no necesitan que se aplique sobre ellos ninguna fuerza para modificar su trayectoria. Basta con ver cómo un futbolista que entra al área rival con el balón en los pies sale despedido 2-3 metros debido al aire de la respiración del defensa, o con el más pequeño, insignificante e inofensivo roce. Las leyes de la Física funcionan de manera diferente en el universo paralelo que es el futbol moderno. Lo cual a mí me da mucha tristeza y enojo, porque disfruto grandemente de un enfrentamiento intenso cuerpo a cuerpo, con los jugadores metiendo fuerte el hombro para desplazar al rival con rudeza, pero limpiamente. ¡Qué hermoso es un gol anotado a base de lucha y enjundia! En fin, el deporte moderno tiene más que ver con ganar a como dé lugar, sin importar los medios.
El futbol fue creado tal como lo conocemos durante el siglo diecinueve en Inglaterra como un deporte de contacto, derivado de antiguos juegos sumamente violentos en los cuales casi todo estaba permitido. Acorde con la mentalidad victoriana de “civilizar” el mundo se le dio una estructura y reglamento, sin eliminar del todo su aspecto rudo.
Vimos un nuevo enfrentamiento Cruz Azul-América en el llamado “clásico joven” (término acuñado por el gran Ángel Fernández), el cual de joven en realidad ya no tiene nada, dado que se gestó en el lejanísimo 1972. Nuevamente la polémica: que sí fue falta, que no fuefalta, que sí, que no, y así “ad nauseam” (para mí es evidente que fue un clavado). Vimos también un VAR inoperante que no sirve para maldita la cosa, porque no fue capaz de detectar la posición adelantada de dos americanistas al momento de efectuarse el saque desde la media cancha tras el empate a 3 del Azul, que derivó precisamente en el penal de marras. ¿El futbol mexicano es y ha sido una isla de pureza en medio de un ambiente nacional caracterizado por la transa y la corrupción? Hay fuertes indicios que señalan que no, pero como no tengo las pruebas en la mano mejor me callo.
En el béisbol existe la figura de la carrera sucia, que se produce como resultado de un error defensivo del equipo contrario. Este tipo de carrera no se toma en cuenta para las estadísticas del pitcher porque éstas no han caído por su culpa. En el futbol obviamente no existe nada parecido, pero a veces imagino que sería deseable la figura del “gol sucio”, producto de un ostensible error del árbitro que se ha comido una falta fingida (sin que el tal VAR haga la corrección pertinente), lo cual por extensión nos arrojaría la idea del título o campeonato sucio. ¿Serían casi todos, cierto? Pero lector, lectora, no me hagas caso en este agreste sermón, es puro ardor. Hasta el próximo jueves…