Columnas
En México, el debate sobre la representación proporcional y la distribución de escaños en el Legislativo ha cobrado relevancia en los últimos años. Este debate ha suscitado cuestionamientos sobre una supuesta polarización en la política mexicana. Sin embargo, sostengo que es una percepción imprecisa, pues en realidad lo que los resultados electorales han demostrado es que la ciudadanía ha optado por coaliciones en lugar de partidos únicos, lo que refleja una tendencia hacia un sistema multipartidista competitivo.
Históricamente, la noción de gobierno dividido ha sido una constante durante los últimos 18 años. Con los resultados emanados de la elección del 2024, el fenómeno que vivimos es más cercano al de gobierno de coalición. Un detalle relevante es que por primera vez en la historia del sistema de partidos mexicano, los partidos con mayor tradición han perdido influencia en aquello que afirmara Giovanni Sartori hace 48 años: los partidos políticos relevantes en un sistema son los que tienen poder de veto o poder de coalición. El sistema de partidos mexicano se transforma.
En otras palabras, es crucial reconocer que un gobierno dividido no es sinónimo de una democracia, lo cual en estos años podrá ser reflejo de un sistema político en el que el consenso y el acuerdo se conviertan en la base de la gobernabilidad. Lo que cambiará esta legislatura es que ese acuerdo puede tomarse sin la incidencia directa de ciertos actores. No hay que olvidar que el eje de la negociación y el acuerdo político requiere del consenso entre diversos partidos, lo que subraya la importancia de la representación proporcional. Así, el rol de la oposición debe ser más responsable que nunca. La dimensión que tomará su influencia en este momento dependerá de su capacidad para presentar argumentos válidos, sólidos y verdaderos. En la arena política, no solo desafiar de manera constructiva, sino también contribuir al debate con propuestas bien fundamentadas, que enriquezcan el proceso legislativo y fortalezcan la democracia.
Es importante mencionar que el diseño normativo mexicano impide que un solo partido obtenga más de 300 escaños en la Cámara de Diputados, promoviendo así la necesidad de formar coaliciones para alcanzar la gobernabilidad. Esta restricción es clave para entender la importancia de los escaños de representación proporcional en la democracia. Estos escaños equilibran el poder legislativo, así como aseguran una pluralidad de enfoques y una legitimidad democrática en la toma de decisiones. La representación proporcional permite que diversos sectores de la sociedad estén representados en el legislativo, lo cual es fundamental para una democracia inclusiva y equitativa.
En una democracia, no existen mayorías absolutas ni perennes. La celebración periódica de elecciones es un mecanismo que garantiza que las fuerzas políticas puedan reinventarse y reconfigurarse, adaptándose a las demandas cambiantes de la ciudadanía. Esta característica del sistema democrático mexicano asegura que el equilibrio y la representación sean mantenidos, evitando el estancamiento.
X: @CarreraBarroso