Columnas
Es muy probable que para cuando usted lea estás líneas amable lector, México ya viva otra realidad económica.
Muy posiblemente nuestras exportaciones hacía Estados Unidos habrán sido gravadas con un arancel, y los cárteles de la droga en vista de que no hicieron caso cuando los acusaron con sus mamases y sus abuelitas (soberbia estupidez histórica), serán considerados como grupos terroristas, rasgándose las vestiduras en Palacio, como si nunca lo hubieran sido y como si no fuera consecuencia de las estupideces de no hace mucho.
Sí acaso nos equivocamos, de cualquier manera México tendrá momentos complejos los próximos 4 años, las constantes presiones del inquilino de la Casa Blanca a partir de este lunes 20 de enero, por cierto un delincuente confeso, serán factores determinantes.
No es quizás ninguna novedad, pero por si existía alguna duda, es importante recordar que Trump viene con todo, y todo es todo.
Para la opinocracia mexicana el hecho de que se haya excluido a la presidenta Sheinbaum de la lista de invitados a la ceremonia de toma de posesión fue casi una bendición, mucho mejor para ella y para México, opinaban.
Quizás en parte haya algo de razón en los opinólogos del país; sin embargo, al mismo tiempo dicha exclusión es la clara señal de lo que viene, se excluyó a la mandataria de su principal socio comercial, no es poca cosa, en ese sentido discrepo con la opinocracia, que por lo demás escribe según amanezcan de humor.
Regresando a Trump, la creación de una nueva agencia para "administrar" los aranceles, es otra prueba contundente de que el presidente va muy en serio, no va a crear burocracia solo por ocurrencia, los aranceles serán quizás el eje de su política económica para lograr lo que dice que será su gran objetivo: Volver a hacer grande a Estados Unidos.
Trump viene en serio, hace bien la presidenta Sheinbaum en tratar de reflejar la filosofía Kalimán: "serenidad y paciencia mi querido Solín", pero necesitará más que eso para salir bien librada, y con ella México.
Trump es una calca del "mejor presidente de la historia del universo y galaxias circunvecinas", el mesías macuspano que hábilmente le vendió a los suyos y a cuanto iluso quiso creerle, que tuvo una gran convivencia con Trump, cuando el mismo delincuente confeso les dijo en su cara lo fácil que los dobló, tanto que hasta él resultó sorprendido, y sorprender Trump no es fácil.
El problema es que si bien Trump es igual que el que nos llevó a Dinamarca: déspota, convenenciero, manipulador, ególatra, autoritario, y un largo etc, al mismo tiempo es nada más y nada menos que el presidente de la nación más poderosa del planeta, y eso no es poca cosa.
La opinocracia se ha deshecho los últimos días en escribir sesudos análisis, opiniones, artículos y tratados para "orientar" a la presidenta y a su gobierno sobre cómo debe tratar y lidiar con el demonio de Washington.
Todos dicen tener la razón, todos opinan y consignan su verdad, caramba con tanto experto no veo porqué México está tan preocupado por el regreso de Trump si basta con leer a cualquiera de los "especialistas" o de las "vacas sagradas", para obtener no solo el cómo se le debe enfrentar a Trump, sino hasta cómo lo podemos poner a nuestros pies.
Nada raro, la opinocracia nacional se caracteriza en su mayoría por creer que tienen la palabra divina, en ese sentido son igualitos al mejor presidente del mundo mundial en toda la historia de la humanidad, cualquier cosa que eso signifique.
Esta humilde columna no tiene tantas pretensiones, solo basta con decir lo que parece más que evidente: Trump viene con todo y tendremos que vivir el día a día en su administración.