“Si hay apertura, no habrá ruptura. Si hay conciliación, nada tenemos que hacer fuera”.
“Hace 26 años decidí acompañar al presidente López Obrador, tengo 26 años trabajando por el movimiento. Fundamos Morena, fui coordinador de esta circunscripción en el 2006; en el 2012 fui coordinador general de la campaña de Andrés Manuel López Obrador. Y en el 2018 fui coordinador en la segunda circunscripción; 26 años de mi vida política, la he dedicado a este movimiento”. Así lo dijo el senador Ricardo Monreal en una gira por Michoacán.
Lo anterior, fue parte del discurso de Ricardo Monreal en la capital del estado de Michoacán a la que asistió- hace unos días- por invitación del gobernador, Alfredo Ramírez. Lo relevante de ello es que, el zacatecano, provocó una gran algarabía en tres eventos públicos en que se presentó. En esa dinámica, la apertura se dio a través de un intercambio en temas legislativos en casa de Gobierno; posteriormente, la dirigencia que encabeza Juan Pablo Celis, en Michoacán, abrió las puertas del Comité Ejecutivo Estatal con la presencia de los medios de comunicación y miembros activos de la dirección del partido.
Y cerró el día con un evento masivo en uno de los monumentos más emblemáticos de la capital del estado de Michoacán. Allí, en presencia de la figura histórica del general Lázaro Cárdenas del Rió, el coordinador de los senadores de Morena fijó su posicionamiento sobre su aspiración presidencial ante miles de asistentes que se dieron cita. Nos recordó, incluso, los momentos de campaña que vivió cuando fue candidato a gobernador de Zacatecas. Su presencia, en ese sentido, provocó gran conexión con numerosos sectores de la población civil.
Si comparamos ese proceso- con el que actualmente vive- hay una semejanza. En aquel momento el senador Ricardo Monreal luchó contra el propio poder presidencial que encabezó Ernesto Zedillo. Sin embargo, con valentía hizo frente a cada uno de los obstáculos y confirmó, en aquella etapa, que estaba a la altura de los grandes desafíos, incluso desplazando al mismísimo partido en el poder en 1998. Hoy, esa historia vuelve a repetirse y, el destino y las circunstancias, lo colocan nuevamente en una fase coyuntural.
Por ello, desde que Ricardo Monreal es visto como aspirante oficial de Morena, las condiciones han cambiado. He ahí la importancia del reconocimiento, especialmente porque no es fácil llegar ante cualquier circunstancia adversa, sobre todo si viene del propio poder institucional del estado. Entonces, con ese aval presidencial, el coordinador de los senadores de Morena se fortaleció y ahora, en esta nueva etapa, no hay duda que avanzará siempre y cuando el camino sea limpio y parejo.
De entrada, la cosa pinta bien pues Ricardo Monreal es capaz de allanar el camino para que se fijen reglas de participación claras y democráticas pugnando y haciendo hincapié en la necesidad de apertura del proceso a la democratización. De hecho, Morelia fue testigo de la voluntad de las bases del partido. Solo falta que el método sea, en ese sentido, un verdadero mecanismo democrático que madure con la toma de decisiones de las mayorías. Es decir, un instrumento con una causa común: respetar lo qué el pueblo determine sin sesgos ni favoritismo, lo mismo que sin manipulaciones.
Habrá que ver si el cauce se conduce por esa vía. Y si no hay apertura, habrá ruptura. Claramente lo dijo el senador Ricardo Monreal en Morelia. Esa, quizá, es la mayor preocupación de los presidenciales, especialmente del coordinador de los senadores de Morena que vivió- en carne propia- una situación de esa naturaleza en vísperas de las elecciones del 2018. Sin ir más lejos, él ganó el proceso interno; sin embargo, una decisión unilateral le arrebató la posibilidad.
Él fue, en ese instante, el legítimo vencedor aunque se haya declarado ganador a otro perfil. Por ello, el gran reto de Morena es garantizar un proceso democrático. Y la pelota está en la cancha de Palacio Nacional; el presidente Obrador tiene en sus manos llevar el ejercicio, mediante reglas transparentes, al punto donde toda la población clama que es, sin duda, la democratización.
De no llevarse así, Morena corre el riesgo de perder la elección presidencial y no refrendar, como si lo hizo en 2018, la victoria contundente.
Ricardo Monreal es un serio aspirante a la presidencia. Por ello, tiene razón en la posición que fijó el pasado viernes en la ciudad de Morelia, Michoacán. Él sabe lo que significa un ejercicio; la unidad depende del proceso interno del partido. De hecho, ese reto titánico que enfrentará Mario Delgado, y la dirección institucional de Morena, será el parteaguas en un futuro inmediato pues no solo está en juego refrendar la victoria, sino los efectos colaterales que frecuentemente suceden cuando se toman determinaciones unilaterales. Es decir, la ruptura.
De eso dependerá romper el molde tradicional de la encuesta interna bajo la tutela del partido. Por necesidad apremiante, la dirigencia tiene que abrir el abanico con mecanismos claros. Incluso, el senador Ricardo Monreal ha propuesto, además de los debates internos, una metodología que incluya a las mejores encuestadoras del país; aquellas que tienen el menor margen de error. Al mismo tiempo, elegidas por el método de insaculación que sería el punto de apoyo más importante para no dejar margen a la suspicacia.
Siendo de esa forma el senador Ricardo Moreral les puede ganar a la buena. Viene motivado de grandes eventos masivos en distintos puntos del país, especialmente de Michoacán donde mostró capacidad de convocatoria.