En las últimas semanas un par de palabras se han vuelto cotidianas en las claves e indicativos de los paramédicos: “código blanco”, esto significa un posible o un caso confirmado de Covid-19, así identifican nuestros cuerpos de emergencia en el día a día a la pandemia que nos tiene confinados en nuestras casas.
Ellos han pasado del miedo al asombro, de la resignación al cumplimiento, se ve lo mismo a paramédicos del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) atendiendo uno a uno de los llamados que han pasado por un filtro previo implementado por la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, Locatel y la Agencia Digital capitalina.
En el caso del ERUM, hasta la semana pasada, atendían de 15 a 20 llamadas diarias de emergencias por posibles contagios, de las cuales de dos a tres presentan síntomas o ameritan traslado a hospitales, bajo protocolos de emergencia.
Mientras que la Cruz Roja recibe un promedio diario 50 llamadas de emergencia por posibles síntomas de Covid-19, durante la segunda fase de contingencia sanitaria se han concretado 17 traslados de pacientes con la sintomatología del contagio.
En medio de la atención a estas emergencias, han derivado varios fenómenos, el primero es que, dentro de los hospitales públicos como el Rubén Leñero, personal médico se ha quejado que cuando se realizan los traslados no se notifica que se trata de posibles contagios, por lo que al recibirlos, la mayoría de las enfermeras o camilleros no están debidamente protegidos debido a la carencia de insumos que están viviendo los nosocomios del sector salud.
Otro hecho, que alerta y que en la semana pasada se hicieron vitales, fueron algunos videos tanto de la Ciudad de México, como de otras partes de la República, donde se observan las agresiones a esos héroes de bata y uniforme de enfermera o enfermero, quienes lo mismo enfrentan actos de discriminación como ataques directos.
En el caso del Hospital Regional 1 de Octubre del ISSSTE, ubicado en Avenida Instituto Politécnico Nacional y Revolución, en la alcaldía Gustavo A. Madero, el jueves 2 de abril tuvieron una junta en el tierno nocturno, donde directivos y jefes de médicos y enfermeras pidieron a los trabajadores dejar de venir vestidos con uniforme y, al terminar su jornada, salir con ropa de civil ante las constantes denuncias que han recibido por agresiones y bullying.
Otra experiencia es la de Fátima, enfermera del Hospital General de México, quien hace dos semanas al abordar el Metro en la estación contigua a este nosocomio, otras mujeres comenzaron a decirles que no tenían cuidado por salir del hospital, sin traer ni cubrebocas, ni otros insumos para no infectar a los pasajeros. A las dos enfermeras las obligaron a bajarse en la estación Niños Héroes, porque otros usuarios se sumaron a los gritos y amenazas.