Columnas
Por Antonio Rodríguez
Los días dela semana son iguales para Hutch Mansell (Bob Odenkirk), la mundanidad del diario inician con un montaje que de inmediato deja claro que no hay necesidad vivir en un cuento de ciencia ficción para literalmente vivir el mismo odia todos los días. Ejercitarse sin ganas por la mañana, desayunar a medias, correr detrás del camión de la basura, llegar al trabajo y checar tarjeta, encender la computadora y permanecer frente a ella, hasta que llegue la hora de la comida y después la hora de la salida. La rutina ha acabado con la vida de Hutch y sin quererlo, también con la de su familia, que le mira como un ente retraído y alejado.
Una mala noche un par de ladronzuelos de poca monta entran a robar a casa de Hutch, este sin embargo pudiendo detenerlos decide no contestar la agresión, y deja que se escapen, perdiendo el poco respeto que su hijo tenía por él. La policía hace las preguntas correspondientes; los ladrones robaron poco y ese poco no fue tan valioso, a excepción de un reloj en forma de gato de Abby, la hija pequeña. Y es cuando Hutch ya no puede contenerse.
Durante estos primeros veinte minutos, la trama avanza veloz, se nos deja entre ver que Hutch no es ningún cobarde bobalicón, por algún motivo está reprimiendo su verdadera personalidad, su verdadero ser, el cual despertó al sentir a su hija inocente herida. El padre tranquilo se ha ido.
La noche se convierte en una cacería en primer lugar por encontrar a los perpetradores de su casa, pero las cosas dan un giro y este padre de familia termina sacando su frustración con una banda de rusos problemáticos.
Lo que bien pudo haber sido una copia simple de John Wick (2014) mezclada con Un día de furia (1993), termina brillando con luz propia, el director Ilya Naishuller junto con Derek Kolstad entregan una película bastante entretenida, sin discursos políticos o civiles detrás, para justificar al villano por ejemplo.
De igual manera no todo es perfecto en este filme ,coreografiado por los mismo stunts de la saga de John Wick, y es que nunca sentimos que la vida de nuestro protagonista o de su familia realmente se sienta en peligro y eso le resta tensión, por lo menos en John Wick, había cierta carga dramática por la muerte del perro, y aunque se entiende que en “Nobody” no es esa la intención del director y guionista, también es cierto que un poco más de tensión, habría resultado mucho más ameno.
Nadie, se encuentra en carteleras, y es un filme digno de ver en gran pantalla, las coreografías son alucinantes y la batalla final con el mítico Christopher LLoyd es una delicia.