Desde 1968 no se veía a ninguna autoridad universitaria arrancar de las paredes la propaganda que colocan los alumnos. Esta vez, 55 años después de la era represiva del gobierno, puede verse a un catedrático de la UNAM, desprender la propaganda que rechaza la presencia de Lorenzo Córdova en las aulas de la Máxima Casa de Estudios.
La derecha hace gala de su presencia en la UNAM, con profesores que se quedaron en la edad de piedra, conservadores y autoritarios, para quienes no existe la libertad de expresión de los alumnos ni siquiera en su propia casa, sólo la de maestros, que asemejan a los represores que terminaron asesinando estudiantes.
En un video en la facultad de Derecho, puede apreciarse a un maestro retirar los papeles que los alumnos había colocado. Las paredes en la UNAM son una expresión de pluralidad que en la Máxima Casa de Estudios han transformado su propio destino.
Ya no son tiempos del autoritarismo fascista que es profesor defiende a ultranza a Lorenzo Córdova, sobre los derechos de expresión de los alumnos, quienes fueron muy prudentes y tolerantes, comparados con los de generaciones anteriores, cuyos miembros hubieran golpeado al profesor fascista o por lo menos secuestrado en las instalaciones.
La presencia de Lorenzo Córdova en la nómina de la UNAM es una agresión a los mexicanos porque el presupuesto de la institución es producto del esfuerzo de los contribuyentes, quienes en su mayoría estuvieron inconformes con la presencia de Córdova en el INE y más aún en una institución que debe ser sede de la pluralidad, pero no de esa limitada diversidad de las élites.
Las acciones de racismo, el protagonismo inútil, sus cuentas poco claras como consejero presidente, creador de fideicomisos ilegales, su postura partidista, su activismo, su enfrentamiento frontal contra un partido específico, su desvío de fondos, etc. Lo muestran un enemigo de la población, un saboteador de la pluralidad, un golpista, racista y simulador en la defensa de la democracia.
La voluntad de los estudiantes, que nadie duda que sean mayoría, es que Córdova no debe pertenecer más a la UNAM. Y de paso juzgar, en el Consejo Universitario y en lo Penal, la conducta del funcionario que personalmente arrancaba la evidencia del rechazo al ex presidente del INE.
El autoritarismo de más de medio siglo vuelve a invadir a la UNAM, como lo hiciera el Ejército un 18 de septiembre con un contingente de 10 mil soldados. Tomando en cuenta la evolución de la especie y la democratización del país, la actitud de este empleado universitario incurre en un delito similar contra la autonomía al arrancar propaganda perteneciente al alma de la universidad que son los alumnos, en cuyo nombre se han librado batallas políticas, sociales, culturales y alcanzado victorias libertarias.