Columnas
Muchas explicaciones tiene pendientes por dar el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Alberto Pérez Dayán, que fue quien rompió la uniformidad del bloque de los ministros que se habían pronunciado en contra de la reforma al Poder Judicial.
El aludido ministro, dio un inusual y sorpresivo giro el pasado “súper martes” negrocelebrado de manera inédita en México y con su nueva postura, aseguró, como lo apuntó el dirigente del PRI, Alejandro Moreno, “que la reforma del oficialismo pueda quitar a todos los jueces del país mediante una tómbola”.
Y señales de que el aludido ministro tiene varios pendientes, se dieron ese “súper martes” mexicano. Una muy significativa fue cuando otros ministros como: Luis María Aguilar, Javier Laynez Potisek y el propio autor de la propuesta, el ministro Juan Luis Alcántara Carrancá, que ni siquiera se alcanzó a discutir gracias a los “buenos oficios” de Pérez Dayán, llegaron y salieron de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fueron recibidos y despedidos entre aplausos y porras de parte de los trabajadores del Poder Judicial que se habían aferrado a lo que resultó ser una última esperanza, apoyo que los ministros agradecieron vía altavoz, mientras que Pérez Dayán salió por la puerta trasera, sin exponerse a las consecuencias que ese “giro procedimental”, como lo calificó Alito Moreno, ya le producen.
En este sentido, los deslindes que trató de hacer el ministro que al final cambió su voto, no le valieron de mucho. Eso de que fue una decisión de último momento producto de una reflexión, no tan profunda, por cierto, no es una excusa que le alcance y menos cuando ya se especula cuál podrá ser su destino; qué posición podría ocupar en el corto plazo.
El ministro Pérez Dayán incluso fue comparado con acciones de ese tipo que al fragor de la discusión de la reforma al Poder Judicial optaron por pasarse del lado del oficialismo como son: Miguel Angel Yunez Marquez, César Barreda, Cinthia López Castro, José Sabino Herrera y Araceli Saucedo. Esto, por lo menos deja en una posición muy incómoda a Pérez Dayán que ahora, tendrá que esconderse de los duros señalamientos que comenzaron ese “súper martes” negro que vivió el país.
Hubo lágrimas, abrazos solidarios y contrariedad entre quienes asistieron a ver lo que fue el debate histórico más importante de la Corte, -porque después, quién sabe qué la sustituya-, sin embargo, los trabajadores del PJ no se sienten del todo derrotados; coinciden en que siguen otras acciones, “y cuando las cosas están mal y se pone en riesgo el Estado de Derecho, no debemos abandonar la obligación de seguir insistiendo a través de los mecanismos que el propio Estado de Derecho nos brinda”, esa fue la conclusión general.