Hace un año, justo en la Semana Santa, el panorama en playas y otros centros turísticos era muy desolador a causa de la pandemia de Covid-19. En el mundo, sin saber exactamente qué ocurría con este virus, los especialistas apresuraban sus investigaciones para obtener la vacuna. Entonces, el encierro era una de las principales formas de combatir al coronavirus, así como el uso del cubre bocas que tanto debate ha causado, aún en la actualidad en nuestro país.
El año pasado, se tuvo que vivir una Semana Mayor a distancia, con playas cerradas así como otros atractivos puntos. No hubo aglomeraciones; el hecho de incorporarse a la nueva normalidad no lograba calar en el ánimo mundial, muy probablemente el miedo a lo desconocido.
Un año después, con la vacunación a nivel global en marcha, pareciera que la brecha entre lo más crítico de la pandemia, -momento del cual no hemos salido, por lo menos en México-, y la ansiada normalidad, se acortaba.
En la Semana Santa de este año, se puede observar un movimiento muy semejante a antes de la pandemia. Las casetas que hay lo largo y ancho del país tienen una afluencia casi normal. Los diferentes hoteles, -principalmente de playa-, reportan una ocupación de alrededor del 56 por ciento. Sin embargo, si se ven las diferentes playas, bien pudieran ponerse en duda dichos porcentajes.
La anterior situación no deja de ser preocupante, pues tanto en playas como en otros puntos de gran atracción turística, ni se usa el cubrebocas y menos aún, se guarda la sana distancia. Son los menos los que han optado por echar mano de la mucha paciencia que es indispensable en época de pandemia para no salir y continuar guardando las normas que dicta la contingencia sanitaria.
El problema aquí en nuestro país, es que se ha esparcido la percepción de que como la Campaña Nacional de Vacunación está en marcha, pues entonces ya se puede retornar a la normalidad porque no habría mayor riesgo y aquí es obligado aclarar varias cuestiones. No podemos entrar a la tercera ola de Covid-19 si ni siquiera hemos salido de la primera. Recientemente se ha esparcido la versión de que se tienen guardadas millones de vacunas y no hay para cuando distribuirlas y eso es algo que se debe aclarar de forma fehaciente.
El ritmo de vacunación se tendría que acelerar para poder llegar en el menor tiempo posible al mayor número de población de todas las edades; en Estados Unidos ya se inició la vacunación en población mayor a 16 años; si se continúa al ritmo que vamos, la inmunidad de rebaño podría arribar a nuestro país hasta el 2026 y sobre todo, seguir guardando las mismas medidas para aminorar el contagio porque habrá que ver cómo estarán las cifras de hospitalización después de la Semana Santa.
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