El pasado 10 de septiembre, a las 19:13 horas, un sismo de magnitud 3,3 sacudió el municipio de Los Santos, en el departamento de Santander, Colombia. El evento ocurrió a una profundidad de 151 kilómetros y fue localizado a 7 km de la localidad, lo que generó la atención de la comunidad y las autoridades.
Este tipo de movimientos sísmicos son monitoreados en tiempo real gracias a la red de estaciones sísmicas que el Servicio Geológico Colombiano (SGC) tiene desplegadas por todo el país. La entidad cuenta con un total de 339 estaciones, de las cuales 206 forman parte de la Red Sísmica Nacional. Estas estaciones están distribuidas estratégicamente para garantizar la cobertura completa del territorio y brindar información precisa sobre la actividad sísmica y volcánica.
El monitoreo de los volcanes activos en Colombia es posible gracias a otras 133 estaciones sísmicas adicionales, que están coordinadas desde tres observatorios vulcanológicos y sismológicos. Este sistema, según el SGC, permite la vigilancia continua y es fundamental para la toma de decisiones en situaciones de emergencia, ya que proporciona datos clave que pueden ayudar a mitigar el impacto de los desastres naturales.
Los sismos, también conocidos como terremotos cuando alcanzan magnitudes significativas, ocurren debido a la liberación de energía en la corteza terrestre. Esta energía se origina por el movimiento de las placas tectónicas, como explicó el SGC: “El choque, fricción y desplazamiento de las placas genera tensiones que se liberan en forma de terremotos”. Estos eventos pueden causar graves daños en estructuras, alterar la superficie terrestre y, en ocasiones, desencadenar tsunamis.
Colombia es una región de alta actividad sísmica, en gran parte debido a su ubicación en el borde de tres placas tectónicas: la Sudamericana, la de Nazca y la del Caribe. La interacción entre estas placas, particularmente la subducción de la Placa de Nazca bajo la Placa Sudamericana, es una de las principales razones de los sismos frecuentes en el país. Además, Colombia forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona caracterizada por una intensa actividad sísmica y volcánica.
A nivel local, el país cuenta con fallas geológicas activas, como la Falla de Romeral, la Falla de Bucaramanga y la Falla de Algeciras, que también contribuyen a la sismicidad de la región.
Aunque predecir con exactitud cuándo ocurrirá un terremoto sigue siendo un desafío, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) subraya que es posible tomar medidas preventivas. Estas incluyen la preparación adecuada y la implementación de protocolos de seguridad que pueden ayudar a reducir los riesgos en caso de un sismo de mayor magnitud.
Un sismo es descrito por la UNGRD como la “liberación súbita de grandes cantidades de energía, que se manifiesta a través de ondas sísmicas que se desplazan por el interior de la Tierra y son percibidas al llegar a la superficie”. Este fenómeno puede ser detectado por personas, animales y hasta por infraestructuras, lo que subraya la importancia de contar con un sistema eficiente de monitoreo y respuesta ante emergencias.