Nadie en su sano juicio permitirá que el gobierno de Estados Unidos entre en default, es decir que no tenga dinero para pagar sus compromisos financieros; no es la primera vez que existe dicha amenaza, los días transcurren y parece que se termina el tiempo.
Sigo pensando que finalmente, como ha sucedido en infinidad de ocasiones, habrá acuerdos entre las facciones políticas y finalmente elevarán el techo de la deuda antes del plazo fatal, que se supone es el próximo 1 de junio.
Mientras eso sucede, los políticos juegan su juego (sí, en todos lados son iguales), y mantienen en vilo a la economía y los mercados, no solamente de Estados Unidos sino del mundo entero dada la relevancia de esta economía en el mundo.
"El incumplimiento de las obligaciones de Estados Unidos produciría una catástrofe económica y financiera", advirtió este jueves una vez más la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, quien ha señalado al Congreso de EEUU de su país que el gobierno no podrá continuar cumpliendo con todas sus obligaciones a principios de junio si no se resuelve la cuestión del límite de la deuda.
Yellen no es precisamente una política, pero se mueve en esos intrincados mundos y desde su papel de “técnica” no puede hacer gran cosa, en parte ella misma es rehén de los juegos perversos de la política estadounidense.
La funcionaria, legendaria por haber sido la primera presidenta de la Fed, entre muchos otros cargos que ha desempeñado, no pierde de vista su objetivo y ha alertado que un 'default' de la mayor economía mundial provocaría "una recesión mundial", con el riesgo de socavar el liderazgo económico mundial de Estados Unidos, además de que generaría dudas sobre la capacidad de Washington para defender sus intereses de seguridad nacional.
También considera que, más allá de materializarse el impago, los riesgos por el tema pueden llevar a costos económicos serios, ya que la sola amenaza de incumplimiento puede conducir a una rebaja de calificación crediticia y al debilitamiento de la confianza del consumidor.
Yellen apunta que tal situación puede causar un aumento en las tasas de interés que incrementen a su vez los pagos de hipotecas, préstamos y tarjetas de crédito. La funcionaria calcula que el incumplimiento de Estados Unidos podría llegar tan pronto como el próximo 1 de junio si el Congreso no eleva o suspende el límite para el techo de la deuda.
"No hay una buena razón para generar una crisis por nuestra propia cuenta", ha clamado un tanto desesperada Yellen, recordando que el Congreso de Estados Unidos ha elevado o suspendido el límite de la deuda alrededor de 80 veces desde 1960. "Insisto que es necesario hacerlo rápidamente una vez más", dijo este jueves.
Y mientras le hacen caso, indicadores como una curva de tipos de interés invertida, la subida del oro, la caída del comercio internacional, el pico de las tasas de interés, entre otros, advierten de los riesgos.
El tiempo se acaba, a nadie en su sano juicio le conviene el default del gobierno de Estados Unidos, son políticos no suicidas. Es un hecho que habrá algún acuerdo, a menos que después de 80 veces de hacerlo ahora decidan que no y llevan a su economía y al mundo a otra crisis, una más en este siglo.
No lo creemos, pero en la mayor economía del planeta siguen jugando con fuego, es un riesgo monumental y en algún momento algo puede suceder.