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¿Quién mató a Luz Raquel? Las frases de un feminicidio anunciado

¿Quién mató a Luz Raquel? Las frases de un feminicidio anunciado

Columnas martes 26 de julio de 2022 -


“¿Hasta cuándo voy a tener que vivir con miedo?”... Así lo cuestionó en twitter Luz Raquel Padilla Gutiérrez el pasado 17 de mayo, adjuntando fotografías de las amenazantes pintas que, constantemente, le dejaban en las escaleras que dan justo al frente de la entrada de su entonces departamento, en Zapopan, Estado de Jalisco.

“Te vas a morir, machorra”… Tan solo un mes después, con el cinismo del que se sabe intocable, Luz fue rociada con alcohol y quemada viva. Tres días después, murió víctima de una indiferencia sistemática y una violencia estructural sin límite, un feminicidio propiciado por el desamparo institucional de todos los niveles de gobierno, y estimulado por vecinas y vecinos que, insensible e ignorantemente, la amenazaban producto de la molestia que les causaba el ruido, gritos y golpes que su hijo, un menor con autismo severo y epilepsia, solía provocar cuando le daban ataques que podían volverse incontrolables.

“Luz Raquel tocó todas las puertas y contra todas se estrelló…” En mayo, Luz había presentado denuncia ante la fiscalía, quienes le brindaron “medidas de protección”, las cuales se reducen a rondines casuales de una patrulla y un número telefónico al cual “llamar en caso de emergencia”. También le fue autorizada una “orden de restricción” de vigencia corta y limitada contra su agresor Sergio N, a quien dejaron libre tras declararse inocente y comprobar su coartada de “no estar en el lugar de los hechos”. El mismo Sergio N que, además de hacer públicas sus intenciones de matarla, semanas atrás ya lo habría intentado por primera vez al atacarla con cloro industrial..

Hace unas semanas, Luz era eso, la luz de Bruno, su hijo, por el que luchaba y daba fe de su interés en personas que tenían la misma discapacidad, una mujer de 35 años, hija de una mujer con la que también vivía, activista, que hoy es cruelmente reducida y utilizada como un encabezado más, como un incremento en las estadísticas e incluso como ataque político… Pero nada más se ha hecho para darle justicia.

“El agresor de Luz tiene nombre y apellido…” Si bien es cierto que el asesinato de Luz pone en evidencia la grave descomposición social que existe en México, donde, según las cifras, se mata a cerca de 11 mujeres al día, no sólo el machismo y la misoginia son las principales causas de la violencia hacia las mujeres, también se debe recalcar que existen evidentes omisiones y/o negligencias por parte de funcionarios y autoridades que tenían conocimiento del caso y que, y que a pesar de que denunció, no hicieron absolutamente nada.

"Yo hace unos días fui con mi oficio para pedir mi botón y en la comisaría me lo negaron..." En su caso, como en todos los feminicidios, además de la opresión padecida en razón de su sexo, intervinieron otras violencias y discriminaciones. A pesar de que las autoridades de Zapopan declaran lo contrario, Luz aseguró haber solicitado el “Pulso de vida”, un botón de pánico que manda una alerta de auxilio directa al C5, con un sistema de localización y que incluso graba audio al ser activado. A Luz se le negó, pues no consideró los amagos como “causa suficiente para resguardarla” (sí, es real). Eso sí, tres días después de su muerte, a su hermana le fue entregado uno para “evitar que se repita la historia”.

“México no está convertido en un infierno, es culpa de la política neoliberal…” En un país que ha buscado en cada oportunidad posible, eliminar el término “feminicidio” al considerarlo “inutil por su dificultad para acreditarlo” (sí, también es real) y que, si bien es cierto, hacer referencia a números y cifras cuando de hablar sobre feminicidios se trata, deshumaniza a las víctimas, también es necesario tener un panorama amplio de lo que está sucediendo realmente en México para visibilizar el gran problema al que nos enfrentamos.

Desde 2019, durante el sexenio de López Obrador ha habido un incremento considerable, siendo el mes pasado el más violento con el asesinato de 89 mujeres por el simple hecho de SER MUJERES. En el primer semestre del año tenemos un total de 493 casos, mientras que en 2021, se registraron más de 1000 casos en nuestro país. La cifra más alta desde que empezaron los registros en 2015, evidenciando la putrefacción tácita de una nación.

La insensibilidad y falta de empatía en la sociedad son de no creerse, el caso de Luz ha dejado huérfano a un niño de 11 años que requiere de cuidado especial. Ahora es de prioridad que las autoridades, que ya le fallaron a Luz, al menos le garanticen al menor las medidas y asistencia a las que tiene derecho, como atención psicológica, de trabajo social, médica y asesoría jurídica, porque las víctimas indirectas necesitan una atención integral.

En lo social, se tienen que ajustar leyes, revisar el marco jurídico para prevenir y evitar que los agresores sigan libres bajo la creencia de que “gozarán de impunidad”, deconstruir y re educar a las y los adultos, formar con crianza amorosa y perspectiva de género a las infancias; pero, sobre todo, evaluar a aquellos encargados y encargadas de dichas áreas para eliminar las malas prácticas, siguiendo los protocolos y mecanismos establecidos. Un sistema que privilegie SIEMPRE a la víctima, porque, hasta hoy, pareciera que las autoridades buscan favorecer a la parte agresora, mientras que la parte denunciante vive con miedo e incertidumbre.

En fin, el crimen de Luz Raquel tiene muchos culpables, una cadena de infamia que va desde la o el funcionario que hizo menos sus denuncias hasta el ejecutor que encendió el cerillo. Una cadena forjada por un metal corroído cuyas acciones, no importa si individuales o institucionales, deben pagar por lo ocurrido.

Hoy, lamentablemente, Luz ya no está, ya no alza la voz por su causa ni la de su hijo. Los que sí están son aquellos funcionarios que vieron la luz apagarse desde lejos, que vendieron como “protección” unas medidas precautorias deplorables, las que sí están son las instituciones que prometen trabajar por nosotros y nosotras (de preferencia si tu emergencia ocurre en horario laboral) y que, si continúan dejando ir a los agresores, permutarán en un símbolo para potenciales feminicidas, de que puedes apagarlo todo a tu paso y permitir que reine la oscuridad.

Luz no debió morir, la precaria educación ignorante, violenta e intolerante de una sociedad machista la mató; las autoridades tenían que protegerla, pero ¿qué tan alejadas están las autoridades de esta misma sociedad?

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/CR

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