POR KRISTINA VELFU
Este 23 de octubre se removió la escultura Alas de México, del artista michoacano Jorge Marín, ubicada sobre Reforma y Gandhi, lugar que fue su emplazamiento durante 10 año y en donde se exhibió por primera vez. La reubicación se debe a la construcción de la Ciclovía, denominada Sendero Compartido Reforma.
Permanecerá unos días en mantenimiento para ser colocada de manera permanente en Varsovia y Reforma, a media
cuadra del Ángel de la Independencia.
Lugar escogido por el propio escultor en
conjunto con las autoridades capitalinas ya que reafirma su significado inicial de bajar las alas del Ángel a pie de calle y estar cerca de la gente.
“La Ciudad está viva y con ella mi
obra”, asegura el artista que ha explorado las posibilidades simbólicas del espacio público como una oportunidad de acercar el potencial reflexivo del arte a la mayor cantidad de gente posible.
Alas de México es una obra interactiva que sólo es completada cuando el
espectador se apropia de ella. Han generado un fenómeno nunca antes visto en cada lugar en que han sido expuestas ya que sin importar nacionalidad, religión, edad o condición, las alas son motivo de innumerables experiencias estéticas que permiten evocar el concepto universal de libertad.
Actualmente se encuentran expuestas en el aeropuerto de Estambul, Turquía; en el espacio público en Beirut,
Líbano y en el Centro Cultural Tijuana, Baja California, México.
En torno a esta obra la Fundación Jorge Marín, en colaboración con UNICEF,
imparte talleres arte-terapéuticos a niños vulnerables en campos de refugiados y en centros de apoyo a migrantes.
Esto debido a la intención del artista,
de atender desde sus herramientas, la problemática contemporánea de la migración.
Alas de México son un símbolo indiscutible del espíritu
vibrante de la ciudad.