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Se ha ido anticipando que será un debate intenso el que se llevará a cabo en San Lázaro en lo que ha comenzado a ser, después del tema del poder judicial, uno de los asuntos más mediáticos que ha ido acaparando el interés tanto de la prensa como de la sociedad. Desde luego, hablamos de la minuta que está avalada en el Senado de la República en materia de no reelección y nepotismo. Ambas, por cierto, enviadas por la presidenta constitucional de México, Claudia Sheinbaum. La atención, en ese sentido, se ha ido concentrando en lo qué acontecerá en los próximos días; hay, de entrada, una serie de posicionamientos, pero también una línea de consensos entre las fuerzas que integran la coalición Seguimos Haciendo Historia para avalar el acuerdo.
Y cuando muchos esperábamos una tensión fuerte entre la alianza que acabamos de mencionar, hubo consenso y acuerdos que, a nuestro juicio, deben ser ratificados en la cámara baja. De acuerdo con algunas perspectivas, más allá del clima que se genere, podemos ir anticipando, con la proporción numérica de las fracciones, que el tema alcance la mayoría calificada que se necesita para que la declaratoria constitucional sea publicada en el diario oficial de la Federación. Siendo así, la posibilidad que existe para alargar el rubro de nepotismo, que nos queda muy claro cuál es su concepción, se alargue hasta el 2030. De hecho, será una semana intensa, especialmente por el posicionamiento de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Eso, hasta cierto punto, puede constituir una presión fuerte; sin embargo, el Senado de la República, que tuvo un intenso análisis, ha manifestado su postura, principalmente por los acuerdos con el PVEM que, evidentemente, ha apoyado todas las iniciativas del proyecto de transformación sin cuestionamientos.
Por eso el compromiso de los diputados, en ese sentido, puede encaminarse en la misma dirección, sobre todo por la fuerza política que constituye el PVEM. De entrada, lo dijimos, esto ha provocado muchas reacciones en los medios de comunicación. Aunque, más allá de eso, hay que analizar, desde una perspectiva objetiva y sin dejarnos llevar por la atmósfera que se genera, que es un asunto que puede limitar un derecho legítimo de participación o, en su defecto, provocar una justicia social que, por lo menos, se ha ido consagrando a lo largo de décadas. Me refiero, específicamente, al derecho que tiene Saúl Monreal de contender por la gubernatura de Zacatecas en 2027. Algo similar pasa en el caso de Félix Salgado Macedonio en Guerrero. Uno y otro, que estarán sujetos al escrutinio de la declaración de principios sobre las decisiones que tome el pueblo de México, primero, se tendrán que medir a una encuesta que, a la postre, ratifique la abrumadora ventaja que hoy es ratificada en todos los estudios demoscópicos que, desde ahora, aprueban esa aspiración legítima en busca de la coordinación del voto.
No es, por lo tanto, un acto de rebeldía ni mucho menos convertirse en oponentes de la 4T. Es más, eso jamás sucedería por la responsabilidad social que cargan sobre sus hombros. Félix y Saúl, una y otra vez, han ratificado su apoyo incondicional al gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum. Eso, en efecto, lo han demostrado no solamente en el legislativo federal, sino en la propia lucha por la democracia que, por años, justifica su aportación sustancial a la causas de la izquierda en México. Saúl Monreal, por ejemplo, tiene más de 27 años ininterrumpidos de carrera y, mejor aún, de pertenecer al movimiento lopezobradorista que hizo posible aquel momento histórico de alternancia en 2018. Eso, a diferencia de otros morenistas de ocasión, marca un hito importante para que no encuentre limitantes a la hora de levantar la mano. Lo que está por venir, entonces, son momentos determinantes que pueden sentar las bases de un proceso de participación democrática que, más allá de la consanguinidad, no debe cortarse algo que nace por determinación del grueso de la población.
Solo para poner un ejemplo, la última encuesta que publicó Demoscopia Digital, para la Jornada, ratificó el paso contundente de Saúl Monreal en la carrera interna de Morena. Tan solo él, preguntándole a la sociedad, lo pone como el mayor activo político de Zacatecas. Inclusive, muy por encima de los posibles aspirantes que han esbozado sus intenciones. Eso significa, a grandes rasgos, que la ciudadanía, además de ver con buenos ojos el relevo generacional que significa Saúl, avala su auténtico derecho de ir y medirse en una encuesta que, en definitiva, constituye el mejor mecanismo para medir el pulso de la población; o sea que, a la par de comprobar ese sentir que brota por todo Zacatecas, en cierta manera, será el testimonio más claro que, efectivamente, el pueblo de México es sabio y bueno. O, si lo queremos llamar de otra forma, el pueblo pone y el pueblo quita. Qué de ahí emane la decisión final. Tal y como se fueron legitimando todos los que ahora gobiernan. Qué sea la gente quien tome el rumbo. Eso será fácil si, como tal, le respetan sus derechos políticos a Saúl Monreal.
Hoy, mientras tanto, no hay ningún impedimento legal para que vaya en busca de la gubernatura, a menos de que se perpetre una injusticia que, de ser así, sería un retroceso para la democracia más allá de las posturas respetables que nacen al interior del seno de Morena. Para Saúl, siendo francos y honestos, tiene todo el derecho legítimo de buscar la gubernatura. Las puertas, en ese sentido, deben estar abiertas, sobre todo cuando has sido un precursor de la lucha democrática del país, como el caso específico de Saúl Monreal.