*Si bien los precios generales han bajado, todavía están muy altos respecto a las metas de los bancos centrales, además, la inflación subyacente es “obstinadamente alta”
En esta semana la Fed, el banco central de Estados Unidos, validó las expectativas y subió su tasa de interés en 25 puntos base, colocándola en un nivel máximo de 4.75 por ciento. Pero sin duda, lo más relevante no fue el movimiento de la Fed, ampliamente anticipado por los mercados, sino las palabras de su presidente Jerome Powell.
El titular del banco central estadounidense, indudablemente uno de los hombres más influyentes del mundo en estos tiempos, aseguró que está ya en marcha un proceso “desinflacionario” en el mundo, es decir, que la inflación va a la baja. Pero, también señaló - palabras más, palabras menos - que llegar a la meta tardará tiempo y que el mundo no está libre de riesgos.
Jerome Powell tiene el pulso de la economía de su país, y en gran medida del mundo, por lo que sus palabras nunca pueden ser tomadas a la ligera.
Para otros analistas no tan influyentes pero con gran conocimiento, no hay duda de que la inflación va a la baja en el mundo entero, las cifras lo dicen todo. Pero, hay algunos indicadores que señalan que no podemos cantar victoria.
De hecho, este jueves el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que la desinflación “podría ser un espejismo que podría terminar en tragedia para los mercados”, lo dice el FMI, un organismo igualmente con gran peso e influencia en los mercados y las finanzas globales.
El Fondo Monetario Internacional advierte sobre el excesivo optimismo que reina en los mercados.
En este sentido, explica que si bien la inflación general se ha moderado con intensidad por la caída de precio de la energía, la inflación subyacente sigue siendo “obstinadamente alta".
El organismo financiero multilateral señala que los bancos centrales de los países avanzados han endurecido su política monetaria con violencia para contener la inflación y, por ahora, nada ha explotado.
Sin embargo, la trayectoria bajista de la inflación ha provocado que los mercados comiencen a especular con una política monetaria menos restrictiva, lo que está creando "un rompecabezas para la banca central", aseguran desde el FMI.
Estas expectativas han causado una fuerte caída en los tipos de interés globales a largo plazo y han impulsado los mercados financieros, tanto en las economías avanzadas como en los mercados emergentes.
No obstante esto puede hacer pensar que la política monetaria ya es restrictiva y está a punto de causar una contracción económica innecesaria, en ese sentido los inversores podrían ser excesivamente optimistas sobre el progreso en la desinflación.
Un indicador es muestra y puede ser clave de lo que realmente está sucediendo; resulta que no obstante la inflación general ha disminuido, la inflación subyacente solo ha retrocedido levemente en algunos países, además ambas siguen siendo demasiado altas.
Por este motivo, los bancos centrales deben mostrarse decididos en su lucha contra la inflación y asegurarse de que la política se mantenga lo suficientemente restrictiva como para que la inflación vuelva al objetivo de manera duradera.
El FMI puso el dedo en la llaga; es muy simple detectar que el optimismo empieza a desbordarse y eso puede ser peligroso; resulta que si el objetivo de inflación de la Fed es de 2 por ciento anual y la tasa más reci9ente se ubica en 7 por ciento, hablamos que la inflación general está más de 3 veces arriba del objetivo, si bien ya por debajo del máximo de 9 por ciento que alcanzó.
Es un hecho observar que hay avances, que la inflación general va a la baja, pero sigue muy alta
"Alternativamente, los bancos centrales podrían hacer retroceder el optimismo de los inversores, enfatizando los riesgos de que las presiones inflacionarias puedan ser más persistentes de lo esperado. Este enfoque de gestión de riesgos requeriría tipos de interés restrictivos por más tiempo, hasta que haya evidencia tangible de una disminución sostenida de la inflación. Aunque esta política más dura podría llevar a una reevaluación de los precios de los activos de riesgo en los mercados financieros, que posiblemente provocaría una caída de los precios de las acciones y una ampliación de los diferenciales crediticios, hay tres razones por las que se necesita un enfoque de este tipo para garantizar la estabilidad de precios", aseguran los economistas del FMI.
En otras palabras, la inflación no ha cedido lo suficiente como para asegurar que ya pasó la tormenta.
Si bien es cierto que una de las características de los mercados es anticipar las noticias, las cifras y sus efectos, no sería la primera ocasión que se exceden y se equivocan, con graves costos para quienes los siguen en la misma tendencia, al final los que pagan son los de siempre, el eslabón más débil, es decir los inversores.
De modo que, amable lector, tome sus precauciones, puede que existen muchas oportunidades en los mercados, o podrían ser un espejismo y en cualquier momento volvemos a la realidad, el tiempo lo dirá.